Fugaz Recuerdo II
Balanceándonos suavemente sobre el oxidado columpio nos encontrábamos tu y yo aquella noche de agosto.
Hacia “fresco”, por lo que estábamos tapados con una manta. Observando el manto nocturno. Solo el chirriar de los muelles del balancín y el sonido del viento entre las hojas rompían el silencio. Creaban la improvisada banda sonora del momento.
Estábamos pegados, elucubrando sobre si aquella luz distante y azulada seria Venus. Si aquellos brillantes puntitos de verdad formaban una gran osa, o un pez, o una ninfa, o…
El tiempo pasaba implacable y la bóveda giraba sobre nuestras cabezas sin descanso. Éramos el centro de nuestro universo. hasta que en el horizonte comenzó a perfilarse una linea de luz creciente.
Nos quedamos esperando el amanecer.
Juntos y en silencio.
Dos simples motas de polvo bajo la inmensidad de un oscuro vacío salpicado de estrellas que se desvanecía.